Monday, July 04, 2011

EL PASTOR DE LOS POBRES: BREVE SEMBLANZA DE DON FERNANDO ARIZTÌA Y SU ACTUAR DURANTE LA DICTADURA MILITAR EN COPIAPÒ 1973 – 1980

Felipe López Huerta

RESUMEN
La presente investigación en primer lugar describe la vida del Obispo Fernando Ariztía y su actuar durante la Dictadura en Copiapó desde 1973 a 1980. En segundo lugar analiza desde una dimensión política el actuar de la Iglesia y Fernando Ariztía en el período mencionado como un personaje clave en la Defensa por los Derechos Humanos. Por ultimo señala la emergencia de realizar nuevas investigaciones que hablen de la Dictadura Militar en Atacama
Palabras Claves: Historia Oral, Memoria Oral, Doctrina Social, Dimensión Política, Historia Regional, Dictadura Militar, Fernando Ariztía.

ABSTRACT
First, the present investigation describes the life of Bishop Fernando Ariztía and his action during the Dictatorship in Copiapó from 1973 to 1980. In the second place to analyze from a politic dimension the action to the church and Fernando Ariztía in the mentioned period as an important figure in the Human Right Watch. And finally, to point the emergency to carry out new investigations that talk of the Military Dictatorship in Atacama.

Key words: Oral History, Oral Memory, Social Doctrine, Politic Dimension, Regional History, Military Dictatorship, Fernando Ariztía.


Introducción
La falta de Investigaciones Históricas en la Región de Atacama que aborden la temática del Golpe Militar y los Derechos Humanos ha constituido un silencio (auto – impuesto) por muchos años. Las investigaciones se han enfocado en la temática indígena y la Revolución Constituyente del 59, pero poco o nada se ha dicho sobre los perseguidos y ejecutados políticos, de los actores relevantes que levantaron su voz durante la Dictadura.
La tarea ha sido dificultosa, durante muchos años las personas vivieron con el miedo permanente, sumado a que los mismos archivos de diarios regionales permanecen almacenados en Santiago, lo que dificulta la investigación y la mirada del Historiador que como bien lo ha señalado el Doctor Guillermo Cortés escribe desde los márgenes y no desde un centralismo totalizante. Estas dificultades, representan para el Historiador una oportunidad de utilizar nuevas técnicas y nuevos enfoques. Uno de los enfoques recientes es la Historia Oral, donde el relato o testimonio oral comenzó entonces a ganar prestigio y ocupar un lugar cada vez más importante en la Historia. (Garcés 2002)

Es así que el rescate de la memoria en la Historia Oral es algo fundamental para la reconstrucción de la Historia, sobre todo desde el punto de vista del Presente o la “Historia del Presente” . Salvador Allende en un discurso pronunciado ante la Cámara de Diputados señalaba:

“Los hombres y los pueblos sin memoria de nada sirven, ya que ellos no saben rendir culto a los hechos del pasado, que tienen trascendencia y significación. Por esto son incapaces de combatir y crear nada grande para el futuro” (Arrate y Rojas 2002)

Así mismo Legoff (1974) señala que la memoria constituye un hito trascendental en la lucha por el poder, por lo tanto es tarea primordial construir la Historia desde las fuerzas sociales y también porqué no como lo diría Burke “desde los de abajo”. Estos deben ser los encargados de velar por la Memoria y el No olvido.
Uno de los actores relevantes de la Historia Regional y Nacional digno de recordar fue Monseñor Fernando Ariztía, quien a través de su acción logró salvar muchas vidas y ser una de las voces eclesiásticas más potentes de la época, recordando que la postura oficial de la Iglesia fue en defensa de Los Derechos Humanos. La investigación se abordó desde la memoria individual y colectiva. Para esto fue muy valiosa la ayuda de los entrevistados, quienes aportaron de manera notable a conocer mucho más sobre el tema, y el Obispado, quienes abrieron generosamente los archivos, sumando el aporte de cartas, manuscritos, libros y videos que hicieron posible la tarea del investigador.
El objetivo general de la investigación busca describir el actuar de Monseñor Fernando Ariztía en Copiapó bajo la Dictadura Militar 1973 – 1980 y Valorar la Importancia de la Historia Oral como un nuevo eje de Investigación Histórica en la Región de Atacama. Como propuesta de éste artículo es importante señalar que a la manera de Le Goff (1974) es necesario establecer “Nuevos Problemas”, “Nuevos Enfoques” y “Nuevos Temas” que pongan de manifiesto la urgencia de una Historia Regional en Derechos Humanos.

Breve Biografía
Monseñor Ariztìa nació el 27 de mayo de 1925 en una familia profundamente Cristiana. Sus padres, Hernán Ariztìa Bascuñan y Amelia Ruiz, les dieron una educación de gran calidad a los 8 hermanos que constituían a la familia.
Realizó sus estudios en el instituto de Humanidades Luis Campino, de donde egresó en 1942. Posteriormente ingresó al Seminario Pontificio de Santiago y cumpliendo su periodo de formación es ordenado sacerdote en la Iglesia Católica Metropolitana el 22 de septiembre de 1951 A dos días de su fallecimiento, su hermano Manuel en una entrevista concedida al Diario Chañarcillo, le atribuye su vocación sacerdotal a su madre: “nosotros tuvimos una Madre muy especial, generosa hasta no más dar y en ese aspecto le damos gracias en todo”
Fue Pastor de la Juventud obrera, Párroco de San Cayetano y San Pablo de Santiago, Vicario Episcopal de la zona Oeste de Santiago, vivió en la población Herminda de la Victoria .En mayo de 1967 el Papa Pablo VI lo elige titular de Timici y arzobispo auxiliar de Santiago. En 1973 junto a Helmut Frenz forma y preside el comité Por Paz, en 1975 es designado como administrador apostólico de la Diócesis de Copiapó y al año siguiente obispo diocesano sucediendo a Carlos Camus.
En 2001 hace entrega de la diócesis a Gaspar Quintana y el 25 de Noviembre de 2003 fallece afectado de un cáncer Terminal.
Una cronología
Para facilitar la comprensión de la vida de Fernando Ariztía, es necesario dividirla en dos períodos cronológicos específicos:

Desde 1973 a 1976, desde el advenimiento de la Dictadura hasta la toma de posesión del Obispado de Copiapó
Desde 1976 a 1980 que corresponde a su llegada a Copiapó

1973 -1976: La formación del Comité Pro Paz
El Comité Pro paz fue formado el 4 de octubre de 1973, creado con la finalidad de hacerle frente a la injusticia y desamparo en el que quedaban los perseguidos en el régimen Militar. Don Fernando Ariztìa junto al Obispo Luterano Helmut Frenz fueron los co presidentes y Secretario Ejecutivo fue Fernando Salas. Don Fernando, el año 2002, en el seminario denominado Iglesia y Derechos Humanos en Chile relató de la siguiente manera la formación del comité:

“Alrededor del 25 de septiembre de ese año 73 o sea unas dos semanas después del golpe militar vino una comisión del Consejo Mundial de Iglesias. Fueron a conversar conmigo, yo era obispo auxiliar y Vicario de la Zona Oeste de Santiago, me dijeron: Mira el problema de los extranjeros se va a solucionar dentro de un par de meses, pero el problema pendiente es el de los chilenos. Entonces convendría crear un organismo mas estable, más permanente para el caso de la violación a los D.D.H.H. Raúl Silva me dijo encárgate tu por la Iglesia Católica y junto con el Obispo Luterano Helmut Frenz…. se formó el comité pro paz”
La ayuda del Comité tenía como objetivos la presentación de recursos de amparo, presentación de Solicitudes de Ministros en Visita y trabajo social sobre todo en las poblaciones. Además, se presta ayuda a los perseguidos, escondiéndolos y refugiándolos en las distintas embajadas. Esto provocó muchos problemas a todas las personas que trabajan en dicho comité. La profesora de religión Rosa Alfaro, quien fuera secretaria del comité Pro -paz relata:


“Un día llegó un tipo diciendo que era Hijo de un Mayor del Ejército, según dijo venía de paso, de un campamento y que su Padre lo había delatado, lo alojé en mi casa y le dije: mira en mi casa no se habla ni de política ni de religión, de acuerdo, y el tipo a cada rato insistía, insistía, después supimos que era un agente de la C.N.I.”

Toda esta acción de la Iglesia en Ayuda a los Derechos Humanos, provocó en el régimen dictatorial incomodidad -a diferencia de Argentina donde muchas veces la Iglesia fue parte de la dictadura “al no haber dique de contención, la cifra de desaparecidos se elevó por sobre los 20.000” (Rojas 2009)-, la Iglesia Chilena ayudó a contrarrestar tal situación, así en Noviembre de 1975, el cardenal Silva Henríquez recibe una carta de la Junta que señalaba:

“Por ello hemos considerado que el mencionado organismo es un medio por el cual se valen los Marxistas Leninistas para crear problemas que alteran la tranquilidad ciudadana y la necesaria quietud, será por un positivo paso para evitar males mayores, el disolver el mencionado comité”

Así el 31 de Diciembre de 1975 se cerraba el Comité Pro Paz, mismo año en que Fernando Ariztía es nombrado Obispo de la Diócesis de Copiapó, en palabras de Cristián Precht (2002) “Don Fernando había sido exiliado interiormente a Copiapò”

1976-1980: La llegada a Copiapó
Tras los acontecimientos de 1975, en marzo de 1975 es designado Administrador apostólico y al año siguiente obispo Diocesano de Copiapó. Raúl Silva Henríquez pronunció las siguientes palabras en la Ceremonia de Toma de Posesión de la Diócesis de Copiapó:

“Fernando ha renunciado para servir a los más pobres, haciéndose uno de ellos. Por esto allá en Santiago vivía en una población Marginal, en una vivienda tan pobre que pareciera que no fuera un Obispo” (Obispado de Copiapó 1992)

Tal Humildad le significó ganarse el cariño y el respeto de todos los habitantes de Atacama, durante estos años cumplió una gran labor creadora impulsando nuevas parroquias y colegios como el Parroquial Padre Negro. También destaca su labor visitando a los enfermos y familiares de detenidos por la dictadura, muchas veces se le veía salir en las noches a repartir cartas, como en la población Cartabio así como también dar consuelo a los familiares y los presos en el regimiento.
Otro elemento no menos importante, dentro del actuar político y social de Don Fernando fueron las cartas y boletines Diocesanos que sacaba mensualmente y que eran leídos con mucha atención por parte de la comunidad Atacameña, esto era símbolo de la valentía de sacar la voz por aquellos que eran silenciados. Una de las innumerables cartas, fue la que tiene por Fecha Noviembre del año 1975 debido al apresamiento de los Sacerdotes Salvador Rozzo y Giuseppe Murinedo, acusados de pertenecer a partidos políticos y de poseer propaganda subversiva, algo muy típico de la época donde al menor atisbo de sospecha de comunismo, se apresaba, torturaba y se hacía desaparecer. Es así como era llamado el Obispo Rojo, incluso apareciendo en diarios nacionales como “Traidor a Chile”, antes de llegar a Copiapó muy importante es la carta enviada al Dictador, entre sus párrafos señalaba:
“Yo Habito, señor General en una población Obrera de la Comuna de las Barracas en Herminda de la Victoria, en mi población, como en las poblaciones vecinas, no ha existido ninguna resistencia armada a las fuerzas militares, sin embargo en estos días, en el río Mapocho que bordea estas poblaciones han aparecido muchos cadáveres en numero mayor de 20 de los que han sido testigos centenares de pobladores mujeres y niños” (Ariztía 2003)

El Historiador Alejandro Aracena también recuerda que debido a que Don Fernando era muy decidido en su actuar “comenzó a tener problemas con las autoridades militares, no era invitado a algunas ceremonias, era atacado por la prensa y con panfletos en su propia Iglesia (Aracena, 2009)”. Muchas veces pensó que lo matarían, siguiendo el triste ejemplo de sacerdotes como Antonio Llidó que fueron asesinados por defender los Derechos de las personas.
Otro punto a destacar que lo enaltece personalmente fue su coherencia y ayuda sin distingo de clase social ni política, conocidas son sus obras de caridad como los paquetes navideños y mercadería que entregaba siempre a los más pobres
Numerosos son los testimonios de su generosidad, de su empatía, sencillez su hermano Manuel Ariztía así lo ratifica:

“Yo me acuerdo que siempre mi papá y mi mamá se preocupaban de mantenerle un buen dormitorio, a los pocos días llegaba de nuevo al Hogar porque lo había regalado” (Diario Chañarcillo 2003)

La profesora Rosa Alfaro recuerda que “una vez en el colegio le regalaron un sillón como para ponerlo en el dormitorio y el dijo que era algo tan elegante que no podía sentarse en eso”. (Alfaro 2009)

Notas para la discusión
Fernando Ariztía en su dimensión Política.
La política en su definición mas primigenia es aquella por la cual los ciudadanos se preocupan de la acción del estado y sus decisiones en la búsqueda del bien común, para Aristóteles “una sociedad no política, no era una sociedad humana” (Giannini 2006). Para Vigil Gallego (1975), la política entronca directamente con la transformación de la sociedad que tiene como objetivo el respeto y cumplimiento de la Justicia y la dignidad humana que decanta indefectiblemente en la toma de conciencia de la Historia de la Humanidad.
Por lo tanto, la dimensión política de Fernando Ariztía no se abstrae de tal definición, toda vez que la Iglesia adhería al mismo sentido, explicado fundamentalmente con la apertura de la institución eclesiástica tras el concilio Vaticano II analizado profundamente durante la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM) celebrado en México:

"La misión de la Iglesia implica la defensa y promoción de la dignidad y de los derechos fundamentales de la persona humana. Los miembros de la Iglesia, como miembros de la sociedad civil, tienen el derecho y la obligación de buscar el bien común como los demás ciudadanos. Deben actuar como fermento del mundo en la vida familiar, profesional, social, cultural y política" (Gallego 1975)
Ésta Encíclica, el encuentro del CELAM sumado a la Parábola del Buen Samaritano influyeron de manera decisiva en el pensamiento político y social de Don Fernando, lo que llevó a la práctica en Poblaciones como la Victoria y Cartabio. Eran años cruentos, el devenir Histórico decantó en una Dictadura que acabó con las Libertades civiles, cercenó los partidos políticos y toda posibilidad de oposición e instauró la “memoria oficial” (Garcés 2002). Eran tiempos en los cuales se comenzó a escuchar términos como “terrorista” “marxista leninista”“guerra interna” o “Doctrina de Seguridad Nacional”.
El Historiador Luis Vitale (1998) señala que con el pretexto de guerra interna se llegó a una represión de tal nivel que no hay parangón en toda la Historia Chilena, tal doctrina estableció que los enemigos estaban en el propio país, por lo tanto fue la excusa que utilizó la Dictadura para detener y hacer desaparecer a miles de personas. A partir de esto, la Iglesia Chilena cobró gran importancia, se crea el comité Pro Paz y posteriormente la Vicaría de la Solidaridad, todo esto gracias al decidido actuar de sacerdotes como Raúl Silva Henríquez, Fernando Ariztía, Cristian Precht, entre otros. Es importante señalar, que la Iglesia no ajena a los vaivenes de la sociedad, tuvo entre sus filas a partidarios del Régimen, Raúl Hasbún y Jorge Medina son de los más emblemáticos.
Enrique Palet (2002) señala que la Iglesia cumplió el rol de ayudar a los detenidos y perseguidos debido, no sólo a sus ideales de justicia y lucha social. Esto se explica debido a que la unica institución social que estaba libre de ejercer su labor en Chile fue la Iglesia, el poder ejecutivo estaba en manos de los militares, el Congreso fue cerrado y el poder Judicial no daba garantías judiciales, todo esto sumado a que los medios de comunicación o estaban controlados por el poder dominante o habían sido censurados y callados.

Para comprender entonces, la dimensión política de Fernando Ariztía, es primordial entender a la Iglesia Chilena en su generalidad, sobre esto Strassner (2006) plantea que la Iglesia es un actor político que busca la trascendencia, por lo tanto se legitima no socialmente ni políticamente sino que religiosamente. Esto no quiere decir, por lo demás que la Iglesia no se involucre políticamente cuando vea esa meta trascendente en peligro.

Frente a esto Vigil Gallego (1975) plantea que ser neutro frente al debate de justicia social o de Derechos Humanos se torna imposible. Esto que el autor ha llamado “apoliticismo imposible”, se suma al carácter político de toda sociedad, agregando
“el que ante un conflicto que le incumbe no interviene, colabora con la parte dominante”.

Prosiguiendo con Strassner (2006) señala que la Iglesia no busca ni comprometerse con partidos políticos ni persigue intereses personales “las posiciones que toma la Iglesia pretenden ser más bien intereses universales, válidos para toda la humanidad” (Strassner 2006)
Este constituye un elemento primordial dentro del actuar y pensamiento político de Fernando Ariztía, así queda demostrado en una de sus múltiples cartas:

“Buscamos una iglesia con los ojos y el corazón abiertos a la realidad de cada hombre y de cada mujer. Una iglesia que pueda ser camino para construir una tierra de Hermanos, de hombres iguales, donde cada hombre pueda ser libre, donde nadie se sienta marginado ni humillado por otro” (Obispado de Copiapó, 1992)


Strassner (2006) señala que la Iglesia tiene diversos canales de influencia política y social, éstas pueden ser cartas y apelaciones al gobierno y la opinión pública, cartas pastorales, declaraciones en prensa, etc. El Obispo de Copiapó tuvo una prolífica labor creadora en cuanto a esto, en innumerables ocasiones a través de sus cartas interpeló decididamente a las autoridades de la época, o las cartas mensuales en la cual más de alguna vez levantó su voz por los Derechos Humanos.

Por último sostiene que la Iglesia puede “legitimar o deslegitimar el sistema político, la Iglesia tiene un gran impacto en la aceptación que la población tiene de las políticas gubernamentales”. (Strassner 2006)

Continuando con el análisis, si bien la dimensión política de Fernando Ariztía fue por la Defensa de los Derechos Humanos en base a la llamada Doctrina Social de la Iglesia, ésta defensa nunca fue partidista ni abanderizada por ideologías de izquierda. Por lo tanto , no està tan clara la influencia que hubiese podido existir en el Obispo de Atacama la Teología de la Liberación ni tampoco ser tan cierta la categoría de “cura rojo” en la época:


“Yo quisiera también claramente expresar que todo este trabajo de los Derechos Humanos nunca tuvo ningún sentido proselitista religioso, ni un sentido político partidista. Me acuerdo haberle dicho al General Bonilla, mire, nosotros nunca le hemos preguntado a nadie de qué partido es, ni de qué religión, y si el día de mañana se diera vuelta la tortilla y hubiera que ayudar a un cabo de ejército o a un teniente, tampoco le preguntaríamos por la religión ni por su ideología. Sino que era un hermano nuestro golpeado que necesitaba una mano que se le tendiera. En el fondo es la parábola del buen samaritano, que se intentó poner en práctica”. (Ariztía 2002)


Por último, cabe señalar que no sólo ésta dimensión política por la Defensa de los Derechos Humanos hacen de Fernando Ariztía uno de los personajes mas importantes de la Historia de Atacama, a esto se suma, el cariño y respeto con la que hablan las personas de Copiapó, independiente de sus creencias y posturas políticas.

Por lo tanto la Memoria cobra importancia fundamental, es labor de los Historiadores de Atacama preocuparse también por el estudio del presente y sobre todo resistir a la Memoria Oficial que nos han enseñado en los libros de Historia, es así que se hace imperioso estudios Históricos y Sociales sobre la Dictadura en Atacama ya que la labor en éstos temas ha sido casi nula en la Región.



Conclusiones

La Historia de Monseñor Ariztía en la Región de Atacama, sin duda no quedará en el olvido de nadie. Todo esto, se explica por la calidad de persona que era Don Fernando, una persona Humana y empática, cabe señalar que a través de la investigación no se pudo recabar ninguna opinión negativa respecto al Obispo,todo lo contrario, los innumerables testimonios dan cuenta de una persona que puede ser calificada como un Humanista querida tanto por creyentes como no creyentes.

Un segundo punto es la dimensión política de Fernando Ariztía, se concluye que el Obispo Atacameño era Apartidista, centrado en la dignidad de la persona Humana y sus derechos inalienables sin tomar partido por ideologías ya sean de izquierda o de Derecha.
Por lo demás, la Iglesia tuvo una postura oficial en defensa por los Derechos Humanos, basada en la dignidad del Hombre tal como lo plantea el Concilio Vaticano II, sobre todo por la acción decidida de sacerdotes como Raul Silva Henriquez y el propio Fernando Ariztía. Todo esto, claramente se vio facilitado, debido a que la institución eclesiástica fue una de las pocas o la única que contó con cierta libertad, lo que permitió su actuar político y social en la época, ya que al no haber otra institución que canalizase las necesidades de perseguidos por el Régimen ocasionó que la Iglesia Chilena se transformara en un actor importante para contrarestar lo que sucedía, claramente esto no ocurrió en países como Argentina donde la alta curia participó y bendijo a la Dictadura.

Es importante señalar que la Historia de Atacama debe investigar mucho más sobre la Dictadura Militar, los Historiadores no deben ser un cómplice silencioso de la “Historia Oficial”, hay que contrarrestarla desde la Memoria de Resistencia.
Agradecimientos: A mi familia por ser quienes me impulsan y motivan en la acción intelectual, al Alcalde de la Ilustre Municipalidad de Diego de Almagro Isaías Zavala por fomentar la investigación y la Historia en la Región, a Don Gabriel Mánquez Director del Departamento de Cultura y Turismo por el gran aporte a la Cultura de la Región, al Obispado de Copiapó quienes gentilmente me facilitaron los Archivos imprescindibles para el estudio, a la profesora Rosa Alfaro, al Historiador Alejandro Aracena y a las múltiples personas entrevistadas. A mis profesores de Universidad Dr Guillermo Cortés Lutz y Mg. Rodrigo Zalaquett Fuente Alba por impulsarme y ayudarme en la labor investigadora.

Referencias Citadas

Alfaro, R. 17 de Diciembre de 2009. Fernando Ariztía. (F. López, Entrevistador)
Aracena, A. 17 de Diciembre de 2009. Sobre Fernando Ariztía. (F. López, Entrevistador)
Ariztía, F. 2002. El Comité de Cooperación para la Paz en Chile. En A. d. Santiago, Seminario: Iglesia y Derechos Humanos en Chile (págs. 11- 18). Santiago: LOM .
Burke, P. 1999. Formas de Hacer Historia Alianza Universidad
Cavallo, A. 1998 Memorias Cardenal Silva Henríquez Santiago Ediciones p-81
Diario Chañarcillo Jueves 27 de Noviembre de 2003. 18 de septiembre de 1973. Ariztía se reencuentra con su Pueblo , pág. 11.
Diario Chañarcillo. Jueves 27 de Noviembre de 2003. Monseñor Fernando Ariztía iba a estudiar medicina, enfermó durante dos años y decidió ser sacerdote. Ariztía se reencuentra con su Pueblo , pág. 10..
Gallego, J. V. 1974. La Política de la Iglesia Apolítica. Una aportación a la teología política desde la Historia. Valencia: Edicep.
Garcés, M. 2002. Recreando el pasado: Guía Metodológica para la Memoria y la Historia Oral. Eco ediciones
Giannini, Humberto 2006. Breve Historia de la Filosofía. Editorial Catalonia.
Legoff, J. 1974 Hacer La Historia Editorial Laia Barcelona.
Obispado de Copiapó. 1992. Obispo Fernando Ariztía, 25 años acompañando a su Pueblo. Copiapó.
Palet, E. 2002. Cómo y por qué se involucró la Iglesia en Chile en la defensa de los Derechos Humanos entre 1989 - 1990. En A. d. Santiago, Seminario Iglesia y Derechos Humanos en Chile (págs. 34 - 45). Santiago: LOM.
Precht, C. 2002. Del Comité Pro Paz a la Vicaría de la Solidarida En A. d. Santiago, Seminario Iglesia y Derechos Humanos en Chile (págs. 19 - 32). Santiago: LOM.
Rojas, E. 2009. El Cardenal: Un Profeta de los Derechos Humanos. En E. U. Henríquez, La Mirada del Cardenal Raúl Silva Henríquez (pág. 218). Santiago: Universidad Católica Silva Henríquez.
Rojas, J. A. 2002. Memoria de la Izquierda Chilena Tomo 1. Santiago: Javier Vergara Editor.
Strassner, V. 2006. La Iglesia Chilena desde 1973 a 1993: De Buenos Samaritanos, antiguos contrahentes y nuevos aliados. Un Análisis Politológico. Teología y Vida, , 76 - 94.
Vitale, L. Interpretación marxista de la Historia Tomo VII. Santiago. Editorial Lom